miércoles, 26 de junio de 2013

Gobierno de José Félix Uriburu (1930-1932)

     A las condiciones precarias que provocaron la llegada a Argentina de los efectos de la Crisis de Wall Street y la violencia política que (como se vio en la entrada anterior) recrudeció durante la segunda presidencia de Irigoyen, hay que sumarle el contexto internacional. Por una parte, en varios países europeos tomaban fuerza los sectores de extrema derecha: el fascismo ya estaba en el poder en Italia, con el Duce Benito Mussolini al frente del poder estatal; y el Nazionalsozialistiche Deutsche Arbeitspartei (en castellano, Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo), es decir el nazismo, ya era la tercera fuerza electoral en Alemania -y llegaría al poder en 1933-. Estas fuerzas se destacaban por el cercenamiento de las libertades democráticas, la matanza de opositores mediante el uso de fuerzas de choque (como las Sturmabteilungen o SA con las cuales los nazis atacaban a militantes marxistas, causando miles de víctimas aún antes de haber ganado las elecciones).




     En América Latina, la respuesta típica de los sectores que dominaban la economía (casi siempre, empresarios y terratenientes de origen estadounidense) fue la recurrencia a grupos militares para garantizar la defensa a sus intereses mediante golpes de estado. En Brasil, por ejemplo, llegó de ese modo al gobierno Getúlio Vargas, también en 1930.


     El general retirado José Félix Uriburu, nacido en Salta en 1868, era sobrino del ex presidente José Evaristo Uriburu (1895-1898). Desarrolló una destacadísima carrera militar, no sólo en el país sino también en las fuerzas armadas del Reich alemán, y en la reorganización del ejército de Prusia en 1919 (luego de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial). Adquirió entusiasmo por el militarismo prusiano y sus ideas autoritarias, como también por el modo en que Mussolini fue construyendo el fascismo. Retirado del servicio activo en 1929, fue el líder de la facción fascista (en contraposición a los liberal-conservadores cuya figura visible era el gral. Agustín Pedro Justo). Logró imponerse y por eso fue nombrado presidente provisional por la Corte Suprema una vez consumado el golpe del 6 de septiembre. Su política emuló lo hecho por Mussolini en Italia, incluyendo la persecusión y torturas a opositores. Intentó legitimar su posición mediante un proceso electoral  (abril de 1931) para poder reabrir las cámaras de Diputados y Senadores (que habían sido disueltas), pero el triunfo de la UCR motivó la anulación del mismo. Con su poder así debilitado, los liberal-conservadores presionaron para realizar una elección presidencial. La misma fue efectuada a fines de ese mismo año, con la proscripción de la UCR. El resultado, previsible, fue el triunfo de la fórmula integrada por Agustín Pedro Justo-Julio Argentino Roca (hijo), a quienes debió traspasar el mando en febrero de 1932. Se retiró a París, donde murió apenas dos meses después, el 29 de abril. Se puede notar en su vestimenta e incluso su postura la admiración por il Duce.


     Uno de los componentes de la columna que acompañó a Uriburu en la marcha hacia el centro de la Ciudad de Buenos Aires fueron los cadetes de la Escuela de Oficiales del ejército. Algunos de aquellos jóvenes acompañan al presidente en la siguiente fotografía. Uno de ellos (si no me equivoco, el segundo desde la izquierda) es Álvaro Alsogaray, quien sería una figura relevante en la política argentina a lo largo de todo el resto del siglo XX.





miércoles, 12 de junio de 2013

El Período Radical: Segundo gobierno de Hipólito Irigoyen (1928-1930)

     Aunque habían sido correligionarios desde los lejanos tiempos de la Revolución del Parque, Irigoyen y Marcelo T. de Alvear se fueron distanciando durante los años de sus respectivos períodos al mando del estado. Irigoyen, con un estilo que fue llamado personalista en alusión a la centralidad de su figura (mito viviente de la UCR), enfrentaba la oposición de los alvearistas o antipersonalistas. En cuanto a sus concepciones políticas, los personalistas eran en líneas generales los sectores de la pequeña burguesía (la "clase media"), mientras que los radicales más conservadores serían los antipersonalistas. Las elecciones de 1928 las ganó Irigoyen, reasumiendo el gobierno el 12 de octubre de dicho año, con Francisco Beiró (quien murió pocos meses después) como vice.


     Lo cierto es que el viejo caudillo ya estaba muy anciano para afrontar lo que se vendría -situación muy similar a la de Perón cuando asumió por última vez, en 1973-. En octubre de 1929 se produjo el Crack en Wall Street, la Bolsa de Valores de Nueva York. A raíz de causas diversas (la crisis europea tras la I Guerra Mundial, la sobreproducción y especulación financiera en EEUU, etc.)*, las acciones perdieron su valor en cuestión de pocas horas. Millones de pequeños ahorristas estadounidenses perdieron sus ahorros y luego sus hogares; a ellos les siguió la ruina de empresas y bancos (recordar la Burbuja Inmobiliaria de 2007 que provocó la crisis mundial actual). Más allá de las múltiples consecuencias a nivel mundial, centrándonos en la Argentina, la caída estrepitosa de los precios y del volumen de compras -ambas simultáneamente- de los cereales y carne. Desde el Poder Ejecutivo no se supo cómo actuar frente al cataclismo.


    Aparte de la crisis económica, surgió una inesperada derivación de la crisis política interna de la UCR. Entre diciembre de 1928 y febrero de 1929 fueron asesinados por militantes personalistas los opositores internos Lencinas, en Mendoza, y Cantoni (del Partido Bloquista, una escición de la UCR), en San Juan -ambos eran los principales dirigentes de ambas provincias. En San Juan los disidentes se habían separado de la UCR y formado en 1921 el Partido Bloquista, que sigue existiendo y siendo fuerte hasta ahora en dicha provincia. Como se ve en la foto siguiente, ya en 1926 Cantoni había sufrido un atentado luego de ganar la elección a gobernador (y en 1921 había sido asesinado el gobernador Jones, también Bloquista).


     Ante el aumento irrefrenable de la desocupación y las necesidades básicas insatisfechas, las elecciones parlamentarias de 1930 fueron desastrosas para el irigoyenismo: salió 3º en la Capital Federal (actual Ciudad Autónoma de Bs. As.) detrás del Partido Socialista y de una subdivisión del mismo partido. Los sectores conservadores y oligárquicos eran firmes opositores, así como también las clases trabajadoras. Y la "clase media", su histórico sostén, fue tan titubeante como lo es siempre que sufre su bolsillo, y le quitó su apoyo. Si algo faltaba, era una campaña mediática a cargo de los diarios, que estaban -y siguen estando hasta ahora- bajo poder de familias de la oligarquía casi todos (p. ej., La Nación era y es de los Mitre, La Prensa de los Gainza Paz). Una solitaria medida fue tomada para controlar una de las consecuencias de la crisis: se determinó que YPF fijaría los precios de los combustibles, que debían ser respetados por las compañías multinacionales que eran sus competidoras. Cuarenta días después se produjo el golpe de estado a cargo del Gral. José Félix Uriburu. La caricatura actual expresa los intereses de los conservadores de la época, y ciertas opiniones del dictador.


* A quienes les interese en especial la cuestión financiera, se recomienda visitar Wikipedia o cualquier otro sitio web buscando "Crack Bursátil de 1929" para informarse de manera integral.

El Período Radical: gobierno de Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928)


     Si Hipólito Irigoyen representaba el populismo de la UCR, don Marcelo T. de Alvear (don Torcuato) era el más genuino ejemplo de la participación de ciertos aristócratas en la nueva fuerza política, desde sus mismos inicios. El joven Marcelo, aún estudiante de abogacía y con 21 años, fue activo colaborador de Leandro N. Alem en los sucesos de la Revolución del Parque y la fundación de la Unión Cívica, en 1890. La foto superior es de 1893, cuando estuvo unas semanas detenido -a pesar de su encumbrada posición social- por su rol protagónico en una nueva revolución de la Unión Cívica Radical. Se enamoró de una cantante de ópera portuguesa, la siguió por media Europa hasta lograr su noviazgo, y vivieron varios años en París, con lo producido por sus estancias como fuente de ingresos. Entre 1917 y 1922 fue embajador argentino en Francia, cargo que dejó por haber sido electo presidente. Así se dejaba retratar durante su presidencia, durante unas vacaciones en Mar del Plata -que por aquella época era un balneario de clase alta, comparable a Pinamar o Cariló ahora-.


     Estos datos e imágenes pintorescos pueden darnos una idea no sólo de su personalidad o datos personales, sino también de las concepciones políticas que tenía. Le gustaba la ostentación y la aparición pública, no escatimaba en gastos que solía cubrir de su propio bolsillo. En tal sentido es famosa la anécdota de la visita del príncipe de Italia (en esa época aún no era una república al estilo actual), cuando loteó una de sus estancias (dando origen a las localidades de Don Torcuato y Pacheco) para pagar la fortuna que habían costado todas las atenciones oficiales.

     Por aquellos años la economía conoció uno de los períodos de mayor prosperidad, no sólo a nivel nacional (se llegó a figurar en 6º lugar mundial en cuanto a PBI por habitante, más allá de lo poco explicativo de este índice) sino también mundial. Era la Belle Époque, con la economía internacional ya repuesta tras la crisis de la I Guerra Mundial, y todavía sin avizorarse el abismo que estaba a punto de ocurrir (la Crisis de la Bolsa, en 1929). Aumentaron las producciones y exportaciones ganadera y cerealera. A los frigoríficos ingleses les apareció la competencia de otros de capital estadounidense, aunque seguían siendo los británicos los dueños de los ferrocarriles. Se inició la producción industrial de automóviles, con la puesta en marcha de las fábricas Ford y General Motors - y en poco tiempo se multiplicó la cantidad de automóviles en todo el país-; empezó a operar la destilería de YPF en Río Santiago (Ensenada), que sigue funcionando ahora y en su momento fue de las mayores del mundo -a continuación, una vista aérea de la misma en estos días-. En 1927 fue inaugurada la fábrica militar de aviones, en la ciudad de Córdoba. En cuanto a la conflictividad social, se trató de un período relativamente calmo, debido en gran medida al auge económico (que permitía altos niveles de empleo y mejores condiciones salariales y laborales) y a la aprobación de algunas leyes que favorecían a los trabajadores. En suma, todo un cuadro que, tampoco en nuestro país, hacía presagiar el desastre que se estaba gestando.


      Fue por estos años cuando se terminaron de masificar ciertas expresiones culturales, como el futbol y (en la ciudad de Buenos Aires) el tango. Carlos Gardel se había hecho famoso a nivel mundial por su aparición en películas de Hollywood, y la difusión por el nuevo medio de comunicación, la radio, lo hizo referente de centenares de miles de personas, especialmente en la Capital Federal y sus alrededores.


     Por su parte, nuevas regiones del país hasta entonces poco pobladas empezaron a recibir cada vez a mayor número de inmigrantes europeos, como el Chaco, Misiones, La Pampa y ciertas comarcas patagónicas. En el caso de Chaco y Misiones, contrastaban las colonias de alemanes, polacos, ucranianos y otros europeos del Centro-Este (rusos, serbios, croatas, etc.) con las condiciones de explotación de la población criolla e indígena en La Forestal o en los yerbatales. Así se veía el puerto de Montecarlo (Misiones) por entonces:


     Y así, San Carlos de Bariloche (Río Negro), en 1907. Si bien, por lo tanto, aún faltaban dos décadas para el gobierno de Alvear, se nota que era por entonces una aldea en proceso de ampliación a medida que iban arribando nuevos pobladores originarios, la mayoría, de regiones alpinas.

                             

miércoles, 3 de abril de 2013

El Período Radical: primer gobierno de Irigoyen (1916-1922)

     La Unión Cívica Radical, surgida en 1890, había protagonizado varias revoluciones fallidas contra los sectores gobernantes representados con el apelativo Generación del '80. En 1912 se aprobó la Ley de Sufragio Universal, cuya puesta en práctica (sabían todos) permitiría al fin el acceso de la UCR al gonierno nacional. Su líder histórico, don Hipólito Irigoyen, logró así convertirse en presidente en 1916.


     Los seguidores de este partido eran mayoritariamente familias campesinas llegadas de Europa y que debían arrendar (alquilar) los campos donde cultivaban, y comerciantes o dueños de talleres en las ciudades (también, en general, inmigrantes con sus hijos): es decir, la pequeña burguesía, también llamada clase media. Si bien estos sectores tenían diferencias respecto a las políticas llevadas a cabo por sus antecesores conservadores, las cuales sólo beneficiaban a los grandes terratenientes, esto no significaba en líneas generales una mejoría en la situación de los sectores populares: obreros urbanos (inmigrantes en muchos casos, también) y minifundistas criollos de las provincias del NEA y del NOA, así como los peones de las grandes estancias de la Pampa y la Patagonia.

     Esta composición de los sectores sociales que apoyaban al gobierno se hizo patente en primer lugar en junio de 1918, con la Reforma Universitaria que empezó en Córdoba y que se irradió pronto por gran parte de América Latina. Básicamente, consistió en el reconocimiento de la igualdad de oportunidades y gratuidad de la educación superior, y en el gobierno democrático de la universidad (cogobierno en el cual los representantes de profesores, graduados y alumnos deciden conjuntamente). Era un triunfo de la pequeña burguesía contra los grupos dueños del poder. La siguiente imagen, tomada de La Voz del Interior, muestra la toma de la facultad.


     Pero el verdadero rumbo del gobierno radical quedó expuesto con el estallido de una huelga en la metalúrgica Vasena -una de las primeras fábricas grandes de Buenos Aires, surgidas en el marco de la sustitución de importaciones a causa de la I Guerra Mundial-, en enero de 1919. Las reivindicaciones de los obreros eran mínimas: jornada laboral de 8 horas, pago de horas extras, aumento salarial. La falta de diálogo provocó que grupos sindicales hicieran piquetes para impedir la entrada de materias primas.


     Los gerentes de la empresa, y dueños originales, eran integrantes de la familia Vasena (un descendiente de ellos, Adalbert Krieger Vasena, fue ministro de economía en la dictadura de Onganía...). Pero la empresa había sido comprada por ingleses. El gobierno ayudó a los gerentes a organizar grupos represivos (rompehuelgas acompañados por policías) que provocaron 4 muertes, el 7 de enero, en los barrios de San Cristóbal y Parque Patricios. Al mismo tiempo, también con apoyo oficial, jóvenes de la oligarquía crearon la Liga Patriótica, grupo de choque fascista al estilo de las SA y SS nazis en Alemania.



     Cuando se produjo una marcha masiva para enterrar a los asesinados, nuevas represiones policiales y de estos grupos provocaron decenas de nuevas víctimas, en Corrientes y Yatay, y luego dentro del Cementerio de la Chacarita. Se produjeron incidentes de tal magnitud, que nunca se supo el número exacto de muertos, pero se calculan unos 700.


     Ante la marcha de los acontecimientos, y con la burguesía asustada por el peligro bolchevique (no hacía mucho más de un año del inicio de la Revolución Rusa), los empresarios y el gobierno debieron aceptar las demandas de los obreros. El jefe de policía, Elpidio González, no sólo no fue investigado por la masacre, sino que sería el vicepresidente de don Marcelo Torcuato de Alvear en el mandato 1922-1928...


     Entre 1921 y 1922, otro conflicto laboral, en este caso en las estancias santacruceñas, provocó la represión conocida como Patagonia Rebelde o Patagonia Trágica. Otra vez, la respuesta del gobierno a los patrones (la mayoría de los estancieros eran ingleses y sólo los administradores o capataces eran argentinos y vivían en el país) fue el envío del ejército, con otra cifra centenaria de muertos, y deportados (inmigrantes a los que se echaba de vuelta a su país de origen si pretendían reclamar por sus terribles condiciones laborales).